sábado, 12 de diciembre de 2009



En todo nacimiento repican campanas de Navidad.
Y muchos padres
descubren, en las palpitaciones
del corazón de su hijo, enamorados latidos
del Corazón de Dios...
¡Cuán cerca todavía
de las manos de Dios!
¿Sentís su aliento
rugir entre los cedros
del Levante?
¿Hay en vuestras pupilas
rabos de oro,
vedijitas, aún incandescentes,
de la gran lumbrarada
creadora?

DÁMASO ALONSO

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